“El cabello largo es una indicación natural de la distinción entre el hombre y la mujer, y es así como el requisito del velo se conecta con la enseñanza de la naturaleza”
John Murray, Profesor de Westminster Theological Seminary, 1930 – 1966
El argumento de Pablo acerca de lo que la naturaleza nos enseña es probablemente el más confundido y mal interpretado de todos. En esta ocasión Pablo recurre al sentido que la persona posee para entender lo que es correcto, basándose en la enseñanza que la naturaleza da en la longitud de nuestro cabello. Él dice lo siguiente:
“Juzgad vosotros mismos: ¿Es propio que la mujer ore a Dios sin cubrirse la cabeza? La naturaleza misma ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello? Por el contrario, a la mujer dejarse crecer el cabello le es honroso; porque en lugar de velo le es dado el cabello” (1 Corintios 11:13-15)
Una pregunta retórica, de acuerdo con el diccionario Merriam-Webster, es aquélla que se “realiza con la finalidad de hacer una declaración, más que el de obtener una respuesta”. Esto es lo que Pablo hace al momento de preguntar: ¿es propio? Sabemos que él está empleado este tipo de pregunta principalmente porque provee una amplia defensa de la doctrina del velo. Pablo no cambiaría su postura al permitir que la obediencia de esta doctrina, arraigada en la creación, se convirtiese en algo opcional. Más bien, Pablo declara terminado el debate. Es como si dijera: “Ustedes saben muy bien que esto es lo correcto”. Nadie se atrevería a decir que es propio que la mujer ore en la iglesia sin usar un velo. La razón por la que todos estarían de acuerdo con esto es porque todos entendían que el velo, en este contexto, es un símbolo de feminidad bíblica. El velo proclama de manera visible que la mujer gozosamente acepta la estructura de autoridad que Dios ha dado para su vida.
Algunas personas piensan que cuando Pablo dice: “juzgad vosotros mismos” él está diciendo que tenemos la libertad para decidir si la mujer debe orar cubierta o no. Para demostrar que esto no es verdad vayamos a examinar algunos pasajes similares:
“Como a sensatos os hablo; juzgad vosotros lo que digo. La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?” (1 Corintios 10:15-16)
Cuando Pablo les dice a los corintios “juzgad vosotros”, ¿está diciendo que existen dos opciones perfectas y que sólo necesitan tomar la que mejor les funcione? ¿Qué uno que entra en comunión participa de la sangre y el cuerpo de Cristo, pero el otro no? ¿O es que la respuesta a su pregunta se encuentra de manera implícita; que la comunión significa participar en Cristo?
“Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído” (Hechos 4:19-20)
Cuando Pedro y Juan se dirigieron ante el concilio diciendo: “juzgad”, ¿acaso estaban diciendo que que existen dos opciones perfectas? ¿Que unos pueden elegir obedecer a Dios mientras que otros pueden elegir obedecer a los hombres? ¿O es que la respuesta a su pregunta se encuentra de manera implícita; que debemos obedecer a Dios antes que a los hombres? Juzguen ustedes.
Por lo tanto, y de igual manera que en los ejemplos dados, Pablo no ofrece dos opciones equivalentes. Él termina diciendo: “Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado” (1 Corintios 11:5). La respuesta a la pregunta de Pablo se encuentra implícita; no es propio que la mujer ore a Dios sin cubrirse la cabeza, y es por ello que después Pablo dice: “que se cubra” (1 Corintios 11:6).
Definiendo la naturaleza
Ahora Pablo se dirige hacia un argumento sobre la naturaleza. Pero para poderlo entender correctamente, necesitamos primero dar una definición de la palabra “naturaleza” (en griego, φύσις; físis). El léxico BDAG
la define como: “El orden regular o establecido de las cosas”
, y el léxico de Abbott-Smith la define como: “La orden regular o la ley de la naturaleza”
. Por tanto, hablamos de cosas que son intrínsecas. Ahora deseo adentrarte un poco más para que podamos ver cómo es que Pablo emplea esta misma palabra en otro pasaje:
“Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza (φύσις; físis) lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos” (Romanos 2:14-15)
En este pasaje Pablo nos enseña que el hombre por “naturaleza” posee un sentido innato que le permite discernir entre lo bueno y lo malo. Además menciona que dicha “naturaleza” se encuentra alineada con la Ley escrita de Dios. Por lo tanto, sería erróneo decir que la naturaleza es un invento cultural; es evidente que la cultura constantemente muestra oposición a todo lo que Dios ha declarado. En el Nuevo Testamento, la palabra φύσις (físis) aparece 14 veces y en cada ocasión puede notarse que esta palabra se usa para referirse a algo creado por Dios o al orden establecido por Él. Un hombre usando el cabello corto y una mujer usando el cabello largo no hacen más que seguir los parámetros naturales establecidos, mismos que también permiten distinguir ambos sexos; no son inventos culturales.
Lo que nuestro cabello enseña
Ahora que entendemos que la “naturaleza” no es más que el orden establecido por Dios, necesitamos averiguar por qué Pablo inicia el argumento hablando acerca de la longitud del cabello y cómo es que lo ve como una base para argumentar a favor de la doctrina del velo
. Echemos un vistazo nuevamente a nuestro versículo:
“Juzgad vosotros mismos: ¿Es propio que la mujer ore a Dios sin cubrirse la cabeza? La naturaleza misma ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello? Por el contrario, a la mujer dejarse crecer el cabello le es honroso; porque en lugar de velo le es dado el cabello” (1 Corintios 11:13-15)
Pablo menciona que sabemos que la mujer debe orar con su cabeza cubierta debido a que la naturaleza nos muestra la idoneidad del velo al haberle proporcionado a la mujer una cubierta natural de cabello. Es de esta forma en la que el velo artificial de la mujer (para emplearse sólo en ocasiones específicas) se conecta con el velo natural que la mujer ya posee (cubierta que usa en todo momento). De la misma manera el hombre debe orar sin cubierta alguna debido a que la naturaleza ha determinado que su cabello sea mantenido corto, para que éste no llegue a convertirse en una cubierta.
El mandato de orar con la cabeza descubierta (sólo en ocasiones específicas) se encuentra conectado con lo que la naturaleza ha determinado tanto para el hombre como para la mujer (en todo momento). La longitud del cabello distingue ambos sexos y, de acuerdo con Pablo, ignorar esta distinción (cuando el hombre deja crecer su cabello y la mujer corta su cabello
) causa deshonra a la persona. Asimismo, la enseñanza de la naturaleza se encuentra conectada con la forma en la que debemos adorar corporativamente, dado que la mujer que ora descubierta y el hombre que ora cubierto deshonran sus cabezas (1 Corintios 11:4-5).
Género |
Cómo es que debe verse cada uno al “orar y profetizar”
(1 Co. 11:-5) |
Cómo es que diariamente debe verse cada uno
(1 Co. 11:14-15) |
Resultado de ignorar las distinciones entre ambos sexos
(1 Co. 11:4-5; 14-15 ) |
Hombre |
Descubierto
(sin prenda artificial sobre su cabeza) |
Descubierto (manteniendo su cabello corto) |
Deshonra |
Mujer |
Cubierta
(mediante una prenda artificial sobre su cabeza) |
Cubierta (manteniendo su cabello largo) |
Deshonra |
La homosexualidad y el cabello
Es probable que en este momento estés preguntándote si puede existir algo más insignificante a la vista de Dios que la forma en la que llevemos nuestro cabello. Es verdad que, relativamente hablando, esto puede llegar a ser visto como algo insignificante. Sin embargo, quiero exhortar a no tratar como insignificante algo que la Palabra de Dios dice que es deshonroso no obedecer (1 Corintios 11:4-5).
De igual manera debemos tratar muy seriamente la materia si es que deseamos ser consistentes en defender la heterosexualidad como algo establecido en el orden natural. Este ejemplo es importante en la discusión porque el Apóstol Pablo condena tanto la homosexualidad y como el uso del cabello largo por parte del hombre; él emplea las mismas palabras en ambos casos. Él dice que ambas situaciones son contra la naturaleza φύσις (físis) y una vergüenza/deshonra (ἀτιμία; atimía). Veamos estos dos pasajes, lado a lado, prestando atención a las palabras griegas:
“Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas (ἀτιμία; atimía); pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza (φύσις; físis) y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer”(Romanos 1:26-27)
“La naturaleza (φύσις; físis) misma ¿no os enseña que al varón le es deshonroso (ἀτιμία; atimía) dejarse crecer el cabello? Por el contrario, a la mujer dejarse crecer el cabello le es honroso; porque en lugar de velo le es dado el cabello” (1 Corintios 11:14-15)
En estos dos pasajes tenemos al mismo autor (Pablo), dando el mismo juicio moral (deshonra) al apelar a la misma razón (la naturaleza). Por tanto, si vamos a ser consistentes, entonces debemos tratar por igual ambas circunstancias. Ahora, para clarificar, esto no significa que ambas situaciones son igualmente deshonrosas. Pablo también nos enseña que existen diferentes grados de pecado; teniendo el pecado sexual su propio nivel (1 Corintios 6:18). Sin embargo, no podemos decir que sólo uno de estos pasajes se refiere a un invento cultural mientras que el otro se refiere a algo establecido por Dios. En el mundo occidental de hoy en día, la homosexualidad se ha convertido en algo culturalmente aceptable, así como también que la mujer lleve el cabello corto y el hombre lleve el cabello largo. Pero no porque la cultura lo permita significa que dichas prácticas son correctas.
Resumen
Mientras que la doctrina del velo es enseñada explícitamente en la Escritura, ésta es confirmada al mismo tiempo por lo que la naturaleza silenciosamente testifica. Ésta nos enseña que el tipo de cabello dado a cada género confirma lo idóneo que es el uso del velo; el cabello y el velo están plenamente en armonía. Asimismo, se nos enseña que es deshonroso ignorar las distinciones entre ambos sexos. Y así como es de inapropiado ignorar las diferencias entre ambos sexos a través de nuestro cabello, así lo es también de inapropiado ignorar el uso del velo al “orar y profetizar”.
Mientras continuamos moviéndonos a través de la Epístola de Pablo, descubriremos que el requisito del velo no estaba limitado a la congregación de Corintio, sino que esta práctica se realizaba en cada iglesia.